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Separación de residuos líquidos y el ciclo del agua en el campus
Las tarjas para residuos peligrosos y sustancias especiales de los laboratorios y espacios en ITESO no llegan al drenaje. En edificios como el V (Arte y Cultura), I (Ingenierías) y el PT (Parque Tecnológico) estas tarjas se conectan a un cárcamo especial en el que se almacenan los residuos para después ser recolectados por una empresa certificada que garantiza el tratamiento adecuado de dichos residuos, evitando así la contaminación del agua.
En ITESO, el resto del drenaje llega a la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR), la cual funciona con microorganismos descomponen la materia orgánica. Los solventes, sustancias químicas corrosivas, pinturas y todo aquello que no sea orgánico afectan directamente la supervivencia de dichos microorganismos provocando su muerte y, por ende, una mala calidad del agua tratada.
El 28 de julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento. (ONU, 2014) Sin embargo, en México el acceso a agua potable de calidad resulta ser un privilegio cada vez más sesgado debido a la sobre explotación de las aguas subterráneas y la contaminación del agua superficial.
Según datos de la SEMARNAT, en México se le da tratamiento a menos del 20% del agua utilizada tanto en servicios urbanos como industriales. Nuestro campus trata sus aguas grises y negras (las que contienen materia orgánica) para ser utilizada, en conjunto con el agua tratada de la Coca-Cola, únicamente para el riego de las áreas verdes.
Para abastecer el agua potable, el ITESO cuenta con un pozo de extracción, el cual abastece lavabos, escusados, regaderas, tarjas y bebederos. Estos últimos cuentan con un filtro interno que garantiza la calidad para consumo humano. Aunado a esto, trimestralmente se le realiza un análisis de calidad por parte de un laboratorio externo y los resultados son expuestos.
Para evitar la sobreexplotación de nuestro pozo de extracción, se cuenta con un sistema de re-infiltración del agua, para lo cual se cuenta con 77 pozos de absorción y 5 humedales, además de las rejillas pluviales y las áreas verdes.
Los humedales son colocados en zonas específicas donde la pendiente y el terreno provocan que se acumulen las aguas de lluvia generando encharcamientos. Una vez identificado el lugar idóneo, se escaba y se coloca una capara arenas, las cuales son mucho más absorbentes y funcionan como una esponja que retiene el agua en el subsuelo.
Por otro lado, los pozos de absorción son excavaciones más profundas que cuentan con diferentes capas de diferentes materiales porosos que propician la retención del agua en el subsuelo, aportando a la recuperación de los mantos freáticos.
Diseños e información: Mariana Carrillo, Supervisora de Sustentabilidad